1. ¡Sorpréndanlos! Eviten muchas opciones: Las sorpresas ayudan a los niños a ver las cosas como un don y no un derecho. Tener muchas opciones provoca infelicidad – al preguntarse si se podría tener algo mejor. Por ejemplo: hablar con nuestros hijos sobre el lugar donde podríamos irnos de vacaciones de verano.
2. Hablen de la mejor parte del día: Encuentren cada día algún tiempo para hablar de aquello por lo que están agradecidos, quizá en la cena, antes de ir a la cama o mientras manejan. Pregúntenles a sus hijos: “¿Cuál fue la mejor parte de su día?” Para los niños más grandes, intenten tener un diario de gratitud. Se ha verificado que los diarios de gratitud son un instrumento eficaz para ayudar a los niños a ser más felices.
3. Enseñen a sus hijos su pasado: ¿Cuáles son sus historias de familia acerca de las dificultades y la perseverancia? Labores que realizaban lo cual demostrará el valor del trabajo. Si no hay seguridad de contarles su pasado, realicen un viaje de familia al museo de Historia, o un lugar histórico.
4. Ayuden a sus hijos a servir a alguien que no “tiene necesidad” de caridad: Para los niños es muy bueno participar en programas caritativos de la comunidad, pero estos eventos se llevan a cabo pocas veces al año, y raramente se encuentran con las personas que se sirve. Existen personas en su vida cotidiana a las que sus hijos pueden servir regularmente, aunque estas personas no tengan propiamente necesidad de caridad.
5. Concéntrense en los aspectos positivos, todo el día: Digo a mis hijos muchas veces al día, “la actitud es una elección”. Escoger tener una actitud positiva es nuestra regla principal en casa. Por ejemplo: “Tengo sed” tiene que volverse: “Mamá, ¿me das de beber, por favor?, “¿Dónde están mis zapatos?” tiene que volverse “Papá, ¿me puedes ayudar por favor a buscar mis zapatos?”.
6. Decir “gracias”: enseñen a los niños a decir “gracias” como parte de una frase completa, por ejemplo “gracias papá, por haber hecho la cena”. Animen a los niños que están en la escuela a decir “gracias” durante el día, sobretodo cuando los ayudan a prepararse para la escuela o al llevarlos a las diversas actividades. Luchen para que sus hijos digan “gracias” sin que se les tenga que recordar.
7. Den ejemplo: ¿Cuántas veces al día dicen “gracias”? ¿Les han dicho a sus hijos las cosas por las que están agradecidos? Nuestros hijos miran nuestro actuar. No podemos pedirles que sean agradecidos si nosotros no lo somos.
8. Enseñen “es mejor dar que recibir”. Incluso los más pequeños pueden comprar o dar regalos a los demás: lleven a los niños más pequeños a comprar a la tienda “todo a un sol”. Desafíenlos a escoger regalitos para los demás sin comprar algo para ellos mismos. ¡Es difícil!
9. Encuentren el tiempo para los trabajos domésticos: La mayor parte de los niños tiene alrededor de cuatro horas después de clases. durante este tiempo tienen que hacer la tarea, cenar, bañarse y prepararse para ir a dormir. Encuentren tareas del hogar para sus hijos que sean aptas a su edad, aunque sean sólo cinco o diez minutos al día. Dejen los trabajos domésticos que requieren más tiempo para el fin de semana, por ejemplo la limpieza del baño, cambiar las sábanas…
10. Logren que los más grandes cuiden a los más chicos: Dar a los hijos mayores la responsabilidad de los más chicos los ayudará a tener un comportamiento de agradecimiento en relación a los padres. Los niños de edad escolar pueden leer un libro a los más pequeños o ayudarlos a vestirse. Sus hijos más grandes adquirirán confianza en sí mismos y un sentido de responsabilidad y la relación que construirán con los más chicos durará toda la vida.
11. Hagan regalos “experienciales”, no de objetos: ¿Demasiados juguetes? ¿Qué piensan de regalar un abono para algún parque de niños, una inscripción al fútbol o un campamento? Los regalos “experienciales” construyen las relaciones.
12. Monitoreen los medios de comunicación a los que están expuestos sus hijos: Nuestros hijos son bombardeados por publicidad apta para varias edades y están muy jóvenes para entender o para oponer resistencia. Es nuestra tarea monitorear cuidadosamente los medios a que están expuestos los niños para que no sean arrastrados por la publicidad y no sientan incompletos o no realizados.
BIBLIOGRAFÍA:
Por Kathleen M. Berchelmann,MD es asistente de Pediatría en la Washington University School of Medicine de San Luis y madre de cinco niños. Contribuye regularmente en Aleteia, Childrens MD, CahtolicPediatrics y CatholicMom, y en muchas transmisiones televisivas y radiofónicas. Su página web es KathleenBerchelmannMD.com.
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